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Channel: El Armario de Lula
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El ocaso de los totos peludos

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Tengo una amiga que no se depila el toto. No se quita ni un pelo. Yo siempre le digo que tiene un coño realmente vintage, una maravilla ya muy rara de encontrar.

El toto de mi amiga me hipnotiza. En serio, me parece inusualmente femenino en su tupido pelamen. Con sea forma tan primitiva que ya tenemos olvidada, tan erótica, tan salvajemente anárquica.



Mi amiga no se depila porque no le da la gana. Le gusta su toto con todos sus pelos, aunque yo diría que todo empezó por pereza. El 'mañana me depilo' se alargó más de la cuenta y de repente un día mi amiga descubrió a su auténtico 'yo' y le encantó y ahí sigue.

Y sabéis lo que le digo a mi amiga: Ole tu toto!



Yo tengo que reconocer que cada vez que me lo enseña me quedo impactada. Recuerdo que mi madre tampoco se lo depilaba, en teoría debería de estar inmunizada o acostumbrada a la visión de un buen toto peludo. Pero no. El coño selvático me impacta y cuando lo veo noto cierta admiración hacia la mujer que lo lleva con alegría, con orgullo de toto peludo.

Un coño con todos sus pelos me parece de lo más intelectual.

El otro día me acordé de mi amiga cuando fui a ver 'La vida de Adele'. Salí de la película sintiéndome un poco más vieja porque supe que con las nuevas generaciones los totos peludos tienen sus días contados. Coños en extinción. Está claro, las jovencitas practican la depilación total, como la bella y llorona Adele.

Ahora me diréis que no sois tan jovencitas y os lo depiláis entero. Me parece fenomenal, pero yo aquí hablo del toto pelón como concepto global, como conclusión ciberplanetaria, no como premisa particular.




Los totos pelones me provocan sentimientos encontrados. No me impactan ni me hipnotizan. Su belleza es distinta. No son bellos, son neobellos, una neobelleza moderna que no tiene nada que ocultar, que todo lo muestra.

Yo me lo depilé entero una vez y no me gustó la experiencia. A mi marido tampoco. Yo sin pelos en mi toto me siendo desamparada, perdida, sin rumbo y en lodo.

Para mí es muy importante sentirme bien con mi toto, a gusto con él y su forma. Una vez me lo depilaron recto y me sentía como si llevara el bigote de Hitler en mis partes bajas. Me cambió el humor. Llamadme radical, pero hasta que no me volvió a crecer el pelo no era yo, era otra, vivía en el lado sombrío de la vida, ese en el que las mujeres llevan el coño como Hitler su mostacho. Mal.

Yo me siento muy yo con mi toto en el término medio, un término medio con forma de triangulito diminuto que está justo donde lo necesito y al que de vez en cuando podo con las tijeras (ese momento del que pocas hablan). No sé si es bello o neobello, pero yo no me veo con matorral (Alberto Rey me acaba de joder la vida en Twitter: "O total o matorral") y menos aún con un coño modelo Sphynx.

Lo siento pero no. Una es como es y a estas alturas no me siento con fuerzas para incorporar un cambio tan profundo en mi vida.

Y vosotras? Total o matorral? O, como yo, vivís irremediablemente instaladas en el término medio?


Un beso a todas

Lula P.

Pd: No me gusta la palabra pubis.


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